El
cuidado personal no nace como resultado de los cambios acontecidos en la
sociedad a lo largo del tiempo, si no que el ser humano siempre ha querido
mejorar su aspecto y ajustarlo a los cánones estéticos aceptados por la
sociedad del momento, fortalecer su autoestima y gustar a los demás. Sin embargo, y aunque tenían el mismo fin, cada
civilización seguía su propio ritual. Estas son algunas curiosidades:
Los antiguos EGIPCIOS llevaban a cabo un continuo cuidado facial utilizando cremas que mantenían la
dermis fina y tersa y la protegían de la sequedad propia del clima de la zona,
caluroso y bastante seco. Se trataba de cremas oleosas obtenidas a partir de la
grasa animal (de buey o de ganso) o aceites vegetales a partir del sésamo,
ricino, moringa, linaza o almendra, entre otros.
También frotaban su piel con arena del desierto (de alguna manera practicaban la dermoabrasión o el peeling ultrasónico) o la cubrían con barro para eliminar la suciedad y nutrirla tras un baño en el Nilo. Por supuesto que Cleopatra, por su parte, prefería el baño en leche de burra y cubrirse posteriormente con finas capas de miel (envolturas corporales para todos los gustos).
Para disimular las arrugas, se empleaban cremas con pulpa de albaricoque, polvo de harina y productos a base de conchas de caracoles, al mismo tiempo que existían cremas antiarrugas de aplicación diaria compuestas de cera, incienso, aceite de moringa y junco al parecer (hoy día podemos obtener los mismos o mejores resultados con tratamientos como la radiofrecuencia o el fotorrejuvenecimiento con IPL, por ejemplo).
También frotaban su piel con arena del desierto (de alguna manera practicaban la dermoabrasión o el peeling ultrasónico) o la cubrían con barro para eliminar la suciedad y nutrirla tras un baño en el Nilo. Por supuesto que Cleopatra, por su parte, prefería el baño en leche de burra y cubrirse posteriormente con finas capas de miel (envolturas corporales para todos los gustos).
Para disimular las arrugas, se empleaban cremas con pulpa de albaricoque, polvo de harina y productos a base de conchas de caracoles, al mismo tiempo que existían cremas antiarrugas de aplicación diaria compuestas de cera, incienso, aceite de moringa y junco al parecer (hoy día podemos obtener los mismos o mejores resultados con tratamientos como la radiofrecuencia o el fotorrejuvenecimiento con IPL, por ejemplo).
En cuanto al vello superfluo, lo eliminaban como medida higiénica
y para prevenir la aparición de parásitos, usándose para ello unas extrañas
cuchillas de sílex, que posteriormente se fabricaron en hierro, y otros
instrumentos, como pinzas de depilar. También había una crema de depilación compuesta, al parecer,
de pepino, goma, sicomoro, excremento de mosca y huesos de pájaro
hervidos y triturados. Esta crema se debía primero hervir, después más tarde
calentar, y al fin aplicar en la piel. Menos mal que hoy podemos acudir a la fotodepilación.
En el antiguo Egipto
el cuidado de uno mismo era una práctica común y nada elitista . Aunque se han encontrado
productos de distinta calidad en las tumbas, la cosmética era un hábito
extendido a todas las clases sociales.
En GRECIA el culto al
cuerpo aumenta considerablemente, donde
aparece la figura de los “kosmetés” (la palabra significa “que pone en
orden, que adorna”), profesionales dedicados al cuidado y la belleza corporal
(lo que hoy día vienen a ser estilistas y empleados en centros de estética para garantizarnos el cuidado personal).
La antigua Grecia vivía preocupada por lograr un ideal de belleza dado a conocer a través de los siglos. Buscaban cuerpos esbeltos y atléticos, figuras proporcionadas, firmes, despojadas de grasa, sanas y fuertes. Senos pequeños y turgentes y una piel inmaculada.
Esta obsesión de los griegos por la estética era propia de ambos sexos. Perfumes, cremas y aceites eran habituales en el día a día del pueblo griego ya que el bienestar era fundamental y estaba ligado a la salud y la estética.
La antigua Grecia vivía preocupada por lograr un ideal de belleza dado a conocer a través de los siglos. Buscaban cuerpos esbeltos y atléticos, figuras proporcionadas, firmes, despojadas de grasa, sanas y fuertes. Senos pequeños y turgentes y una piel inmaculada.
Esta obsesión de los griegos por la estética era propia de ambos sexos. Perfumes, cremas y aceites eran habituales en el día a día del pueblo griego ya que el bienestar era fundamental y estaba ligado a la salud y la estética.
Los romanos heredan también esta tradición. En la antigua ROMA para el cuidado de la piel se aplicaban lo que quedaba en el fondo de las cubas de vino. Así, hacían el equivalente del peeling químico, con restos de ácido tartárico. En Roma existían los “cosmetriae”, esclavos a cargo de todos los servicios del tocador, y las “ornatrices”, sirvientas especializadas en belleza y peluquería, ya que en Roma tanto hombre como mujeres se maquillaban, peinaban y depilaban por igual.
La depilación corporal era
dolorosa. En esa época también se luchaba contra el vello, y se aplicaba
una mezcla de ceniza caliente y cáscara de nuez, además de tiras de tela
impregnadas de resina. Como curiosidad, comentaros que la técnica más
difundida, sobre todo en África, India y países islámicos, era la del hilo: se
atrapaba el vello que se quería eliminar con un hilo fino, se hacía una forma
de triángulo y se cerraba sobre el pelo,
para arrancarlo de raíz. Desesperante!
Por otro lado, tanto
los griegos y romanos como los egipcios alternaban durante el día baños de agua
caliente y fría para mejorar el estado de su piel, sobretodo las mujeres. Era
una manera de mantener el sistema circulatorio en condiciones apropiadas, y
evitar así la aparición de la incómoda piel de naranja (hoy podemos hacerlo
directamente con estupendas cremas de efecto calor y frío).
La EDAD MEDIA fue un
retroceso en cuanto a coquetería. La higiene personal dejaba bastante que
desear , e incluso se sustituía por perfumes de fuerte olor.
Sin embargo, el RENACIMIENTO fue el resurgir de la estética, una época en la que los valores estéticos olvidados desde Grecia y Roma se recuperan.
Por otra parte, del BARROCO cabe destacar el triunfo de las formas redondeadas en las mujeres y las ropas ajustadas para demostrarlo, mientras que a partir del siglo XX la tendencia ha sido justo lo contrario.
Sin embargo, el RENACIMIENTO fue el resurgir de la estética, una época en la que los valores estéticos olvidados desde Grecia y Roma se recuperan.
Por otra parte, del BARROCO cabe destacar el triunfo de las formas redondeadas en las mujeres y las ropas ajustadas para demostrarlo, mientras que a partir del siglo XX la tendencia ha sido justo lo contrario.
Y llegamos así a
nuestros días, una época en la que solo el consumo de los españoles en
productos de cosmética y belleza supera
los 8.000 millones de euros anuales, según datos del sector.
La imagen que mostramos a los demás y la estética corporal y facial cobran desde hace mucho una importancia excepcional.
La imagen que mostramos a los demás y la estética corporal y facial cobran desde hace mucho una importancia excepcional.